Las maniobras, que Pekín lanzó en respuesta a la visita a la isla de la presidenta del Congreso de EE.UU., Nancy Pelosi, incluyen lanzamientos de misiles al mar e incursiones en el espacio aéreo taiwanés.
Desde hace décadas, la tensión entre China y Taiwán ha ido creciendo, tanto que la posibilidad de una invasión del poderoso Ejército Popular de Liberación chino es algo que pocos descartan.
Si China invadiera Taiwán se desataría una guerra asimétrica, es decir, un conflicto en el que una de las partes tiene una fuerza militar muy superior a la de su rival.
Este es el tipo de guerra que estamos viendo entre Rusia y Ucrania, y que nos ha demostrado que el desequilibrio de fuerzas no siempre se replica en los resultados sobre el terreno.
¿Sería muy diferente en el caso de una invasión china de Taiwán?
Defenderse como un puercoespín
China, que cuenta con 1.400 millones de habitantes frente a los 24,5 millones de Taiwán, tiene un presupuesto de defensa 13 veces superior al de su vecino, al que también rebasa ampliamente en tropas, equipos y armamento.

Consciente de su desventaja en una guerra asimétrica, Taiwán asume la conocida como “estrategia del puercoespín“.
Cuando se siente en peligro, el puercoespín despliega sus púas para disuadir a depredadores más fuertes.
“El dolor de pisar las púas del animal se convierte en el principal impedimento para aplastarlo”, explica el diario Taipei Times en un editorial.
Y, si aun así el depredador decide agredir al puercoespín, sufrirá un doloroso castigo y acabará por desistir.